26 sept 2011

Batallas


Es un desafío diario mantenerse íntegro en este sistema humano. Es un desierto espiritual donde no se encuentra muy seguido un genuino temor al Altísimo.

El enemigo y sus demonios nos lanzan dardos todos los días. Nuestra paciencia espiritual llega al límite, pero fiel es Dios, que con su amor y misericordia nos da el aliento necesario para sobrellevar todos nuestros problemas, sólo espera que se lo pidamos con fe.

Se torna radical mi determinación. Aunque a veces mi carne me recuerda lo débil que soy y me restriega en la cara mis errores, me niego el aceptar la derrota.

Quiero blandir mi espada, la del Espíritu, y usarla todos los días, pero no contra carne y sangre, sino como guerrero del Altísimo persistiendo en no doblar mi rodilla ante los baales.

Bendito sea el nombre de YHWH, la Roca y la Esperanza de sus hijos.

Para ti, amable lector, otro soneto modernista: Batallas.

Batallas

Mis ojos no contemplan su sonrisa
y el silencio se traga los minutos
cuando algunos suspiros se me apagan
burlándose el presente de mis sueños...

Vil e intrusa rutina se me cuela
trayendo mis peores partes grises
-despreciables recuerdos de mi carne-
y allí resto otro punto a mi alegría...

Hallo sinceridad inconfundible
en los rabos y brincos de mis perros
una parte de mí se me enternece.

Mi espíritu se afirma más en Dios.
Con la espada vibrante en mis dos manos
persisto en agradarle, cual guerrero...

Carlos Julio, 23 de septiembre 2011